22 mar 2006

CHEMICAL BROTHERS































Un concierto de Chemical Brothers es bucear en en un extraño universo. No llegas a saber si has ido a una discoteca donde prima el dance de los setenta, una fiesta a lo bestia, o estás ante el stand de una feria de la electrónica e intentan venderte los últimos avances en samples, delays, distorsionadores y un sinfín de digitalizadores. Lo cierto es que se trata de lo más alejado de un concierto que puedas imaginar. De inicio, el escenario podrían haberlo ocultado, ya que con unas pantallas para proyecciones y un buen espacio donde mover todo tipo de focos y laser, sería suficiente, no haría falta sitio para los músicos, ya que los "hermanos químicos", es decir Tom Rowland y Ed Simons, hacen todo lo posible para que no se les vea más que un poco de coronilla. Detrás de sus impresionantes mezcladores, en una psicodélica "cocina sideral", la luz sólo entra por reflexión, ¿son ellos? Las pocas veces que levantan las manos para jalear a sus seguidores se les vislumbra. Son ellos. ¿Tocan ellos? ¿Quién de los dos hace qué?, la primera pregunta tiene respuesta, parece ser que sí; la segunda es imposible de contestar, La verdadera magia no está en el directo, sino en el impresionante trabajo de producción en estudio previo al concierto, ya que los sonidos pregrabados son la tónica dominante del espectáculo. Para un purista, la crítica sería fácil. Para este viaje, me vale con un disco, un vídeo o ir a una discoteca donde el Dj se vuelva loco con la música de los Chemical. Por otra parte, el mánager, no es de los que facilitan la labor de la prensa, cinco minutos de fotos y vídeo, con contrato previo y prohibición total de usar cámaras antes o después del período contratado... Eso sí, los flashes del público, por doquier... Al margen de consideraciones subjetivas, la realidad es que el Palacio de Deportes de Granada congregaba a 4.000 personas, muchas de ellas llegadas de muchos kilómetros de distancia, que hacían cola desde horas antes y que durante algo más de hora y media de espectáculo, no pararon de vibrar, bailar y jalear a los Chemical Brothers. La música, entre el dance y el techno más puro, con aires latinos y, últimamente con incursiones en el hip hop (el breack también se vió entre el público), tiene un atractivo especial, fuera de toda duda. Iniciar el concierto con "Hey Boy Hey Girl", una intro con fuerza, percusiones difíciles de evitar y el grito de guerra de los Chemical, "Here we go". El espectáculo crece, inicia un crescendo que promete llegar a cotas impensables en cualquier discoteca, aunque no sea de provincias, pero también cae con espacios cargados de monotonía. Uno de los mejores momentos fue la puesta en escena de "Block Rockin' Beats", con explosiones de luminotecnia, y ritmos árabes para la ciudad de la Alhambra, con "Galvanize" (y un rapero muy especial Q-Tip, pero enlatado).
El paso de los Chemical por Granada no defraudó, sobre todo a los que gustan de la marcha hasta el amanecer, ya que la totalidad de las salas de la ciudad, especialmente las techno, y otras clásicas del circuito pop y rock, se llenaban con la resaca "química". A algunos les quedó un especial deseo, ver a los Chemical, "en concierto".